Hacía tiempo que leía sobre un sitio en Tox, que estaban haciendo las cosas bien.
Y allí nos fuimos para de paso disfrutar del fin de semana.
Tox es un pequeño pueblo que tal parece una prolongación de Puerto Vega.
El Restaurante Regueiro está en una casona de indianos en una finca impresionante. Sólo pensar en el coste de mantenimiento de la finca da dolores de cabeza.
Aparte del restaurante, la casona incluye un hotel. Pero la filosofía es que antes de hotel con restaurante quieren ser lo contrario. Un restaurante con un servicio de hotel.
Vamos a lo principal. Nos decantamos por el menú degustación.
- Comenzamos con unas croquetas riquísimas. Suavidad, cremosidad...
- Continuamos con un pequeño torto, huevo de codorniz y ternera. Una mezcla de sabores muy agradable y un toque final alegre.
- Y para refrescar el paladar una explosión de frescor con un bombón de cítricos de chocolate blanco.
- Seguimos con un bocadito de pan de oro con rabo de ternera y piel de bacalao con cilantro. Apuesta arriesgada por la dualidad tierra-mar. Como dice el Chef " mi cocina no es una sucesión de productos incluidos al azar, está todo muy medido y estudiado". Y este plato es un claro ejemplo.
- Y llegó para mi el plato que más me entusiasmó. Foie asado en su cocido. Simplemente espectacular. Sabores de mi abuela, olvidados con las prisas que llevamos en nuestras vidas. Un plato que te hace recordar.- Y llegó a la mesa una explosión de mar en forma de Crema de nécoras con carabinero y llámpares.
- En pleno festín, llegó a la mesa la oreja con pez Mantequilla con ingredientes como el pomelo o la fresa o la cebolla encurtida que le da toques distintos según la mezcla que utilizaras.
- La fiesta continúa con una Ventresca de bonito en salsa de manzana para quitar el hipo.
Llegados a este punto la emoción ante la explosión de sensaciones y sabores es alta.
- Y llega el colofón en forma de Pitu caleya con sus patatinos. Carne oscura, tersa,...seguro que proporcionado por alguien del entorno.
Y llegamos a los postres
- Primero una torrija caramelizada con helado de vainilla. Demasiado dulce para mi gusto.
- Brownie con Maracuyá y manzana. Muy bueno.
Un detalle a destacar que últimamente no se ve en los menús degustación es que el Pan va incluído en el precio. Pan de diferentes ingredientes. Se cuidan mucho los detalles por ejemplo en la calidad de la vajilla.
Para beber, elegimos mi vino blanco de cabecera el Nava Pie Franco.
Con el plus de tomar el café y Gin tonic en la coqueta terraza exterior se acabó una agradable comida.
En definitiva, sitio que merece muy mucho la pena desplazarse para conocer la cocina de un joven que se intenta hacer un hueco en una zona en la que es difícil innovar.
Y ya no hay disculpa por la distancia pues con el autopista ahora desde la zona central asturiana tardas 50 minutos más o menos.
A mejorar, si acaso, cuidar un poco más el aspecto exterior del recinto y lo de las moscas pero eso es más difícil viendo la vegetación que rodea la casona.
Y si tienes tiempo, un baño en la salvaje e impresionante playa de Barayo y entonces no perderás la sonrisa en todo el fin de semana.
Frank
Y allí nos fuimos para de paso disfrutar del fin de semana.
Tox es un pequeño pueblo que tal parece una prolongación de Puerto Vega.
El Restaurante Regueiro está en una casona de indianos en una finca impresionante. Sólo pensar en el coste de mantenimiento de la finca da dolores de cabeza.
Aparte del restaurante, la casona incluye un hotel. Pero la filosofía es que antes de hotel con restaurante quieren ser lo contrario. Un restaurante con un servicio de hotel.
Vamos a lo principal. Nos decantamos por el menú degustación.
- Comenzamos con unas croquetas riquísimas. Suavidad, cremosidad...
- Continuamos con un pequeño torto, huevo de codorniz y ternera. Una mezcla de sabores muy agradable y un toque final alegre.
- Y para refrescar el paladar una explosión de frescor con un bombón de cítricos de chocolate blanco.
- Seguimos con un bocadito de pan de oro con rabo de ternera y piel de bacalao con cilantro. Apuesta arriesgada por la dualidad tierra-mar. Como dice el Chef " mi cocina no es una sucesión de productos incluidos al azar, está todo muy medido y estudiado". Y este plato es un claro ejemplo.
- Y llegó para mi el plato que más me entusiasmó. Foie asado en su cocido. Simplemente espectacular. Sabores de mi abuela, olvidados con las prisas que llevamos en nuestras vidas. Un plato que te hace recordar.- Y llegó a la mesa una explosión de mar en forma de Crema de nécoras con carabinero y llámpares.
- En pleno festín, llegó a la mesa la oreja con pez Mantequilla con ingredientes como el pomelo o la fresa o la cebolla encurtida que le da toques distintos según la mezcla que utilizaras.
- La fiesta continúa con una Ventresca de bonito en salsa de manzana para quitar el hipo.
Llegados a este punto la emoción ante la explosión de sensaciones y sabores es alta.
- Y llega el colofón en forma de Pitu caleya con sus patatinos. Carne oscura, tersa,...seguro que proporcionado por alguien del entorno.
Y llegamos a los postres
- Primero una torrija caramelizada con helado de vainilla. Demasiado dulce para mi gusto.
- Brownie con Maracuyá y manzana. Muy bueno.
Un detalle a destacar que últimamente no se ve en los menús degustación es que el Pan va incluído en el precio. Pan de diferentes ingredientes. Se cuidan mucho los detalles por ejemplo en la calidad de la vajilla.
Para beber, elegimos mi vino blanco de cabecera el Nava Pie Franco.
Con el plus de tomar el café y Gin tonic en la coqueta terraza exterior se acabó una agradable comida.
En definitiva, sitio que merece muy mucho la pena desplazarse para conocer la cocina de un joven que se intenta hacer un hueco en una zona en la que es difícil innovar.
Y ya no hay disculpa por la distancia pues con el autopista ahora desde la zona central asturiana tardas 50 minutos más o menos.
A mejorar, si acaso, cuidar un poco más el aspecto exterior del recinto y lo de las moscas pero eso es más difícil viendo la vegetación que rodea la casona.
Y si tienes tiempo, un baño en la salvaje e impresionante playa de Barayo y entonces no perderás la sonrisa en todo el fin de semana.
Frank